Nuestra apuesta por la innovación

La innovación en el sector alimentario es una estrategia de diferenciación necesaria en una empresa global del siglo XXI. Sin embargo en muchas empresas la innovación sigue

Innovación y aceite de oliva virgen extra

La innovación en el sector alimentario es una estrategia de diferenciación necesaria en una empresa global del siglo XXI. Sin embargo en muchas empresas la innovación sigue estando estrechamente vinculada a la necesidad de ser el fabricante más competitivo en términos de costes y precio. Es decir, la innovación es para muchos fabricantes lo que nos permite producir más y al menor coste posible, dejando en un segundo plano otros elementos que cada vez cobran mayor importancia entre los consumidores.

Esos elementos que busca el consumidor se hallan en su propia naturaleza personal, en un deseo de convertir la alimentación en un hábito saludable y seguro, etc. Así por ejemplo: Añorar el ambiente de hogar y de familia en torno a una mesa en la que se comía o se cenaba con alimentos hechos en casa con mucho cariño por la experta mano de la abuela o de la madre. O también, el deseo de que la alimentación deje de ser una necesidad de subsistencia para convertirse en un hábito saludable que nos permita, gracias a la ingesta de alimentos seleccionados en nuestra dieta, vivir mejor y durante más tiempo.

La innovación tecnológica debe estar indisolublemente unida a la calidad real de los alimentos.

Ante este reto, pese a que el precio más bajo siga siendo un elemento fijo en la decisión de compra, no podemos ignorar esta demanda y por ello considera que la innovación tecnológica debe estar indisolublemente unida a la calidad real de los alimentos. Es decir, debe aplicarse para conciliar la producción industrial, indispensable para lograr la necesaria rentabilidad y competitividad del producto en el mercado, con la obtención de un producto que mantenga intactos todos sus valores nutricionales y saludables y, además, unas características organolépticas (aroma, sabor, color, textura, etc.) idénticas a las de los mejores alimentos elaborados artesanalmente en casa.

El binomio calidad e innovación tiene consecuencias muy prácticas. Por ejemplo: conseguir la mayor garantía de seguridad alimentaria y una larga fecha de caducidad o de consumo preferente en relación con unos alimentos producidos de forma industrial pero que saben a lo que son, ya que la innovación ha permitido mantener inalteradas sus características organolépticas (aroma, textura, sabor, color...) y sus valores nutricionales y saludables; obtener alimentos de calidad ecológicos a partir de materias primas procedentes de la producción ecológica; desarrollar procesos de refinación de aceite de oliva ecológico que sean compatibles con las estrictas normas de al agricultura ecológica; lanzar al mercado alimentos elaborados con materias primas naturales y conservados y envasados sin necesidad de agresivos tratamientos térmicos y de conservantes artificiales que modifican sus características organolépticas; resolver problemas de calidad, de conservación o de seguridad alimentaria que permite realizar nuevos desarrollos de alimentos; potenciar las propiedades naturales y originales de los alimentos.